Verdad y mentira

"La verdad adelgaza y no quiebra, y anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua" (Don Quijote de la Mancha, 2ª parte, 1615, Cap. X).

Debería recordar quién soy, debería reconocer esas mentiras que sostienen mi existencia esquivando la realidad. Dostoyevski (1821-1881) decía que todos tenemos recuerdos o preocupaciones que no podríamos contar a nuestros mejores amigos, pero incluso que hay cosas que ni siquiera nos atreveríamos a contarnos a nosotros mismos. Y esas mentiras viven justo ahí, en el subsuelo. 

Cuando la realidad la vemos como un muro contra el que chocamos una y otra vez, construimos mentiras para no sentirnos tan amenazados por el sufrimiento y hacemos lo imposible para que nuestra cabeza pueda esquivar esa verdad. 

Entender la transcendencia de nuestras mentiras, de nuestra propia consciencia es la chispa que nos hace aceptar que nuestro entorno no es una maraña de problemas, sino que somos nosotros mismos el problema en sí. Quizá conocernos mejor sea incómodo pero desde luego es mucho más sencillo que permanecer en la ignorancia de entender quiénes somos realmente, de qué es mentira y que es verdad dentro de nosotros mismos, buscando los culpables de nuestras circunstancias. 

Nos puede resultar más cómodo limpiar cada día los cristales de nuestra castillo de cristal, mirar nuestro reflejo, observar a esos que transitan por fuera, pero desde luego nos perderemos todo lo que hay más allá de nosotros mismos y nuestras mentiras. 

“Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, 

de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”


-Friedrich W. Nieztsche-



@Ohihane

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