Una caja de esperanza



Pandora, 1896
John William Waterhouse
Prometeo se atrevió a robar el secreto del fuego que portaba el dios Sol en su carro para dárselo a los hombres y cuando Zeus se enteró ordenó a los dioses crear a Pandora. Ella llevaba consigo una caja que no debía abrir ya que contenía todos los males del mundo (la vejez, la locura, el vicio, las plagas y la pobreza). 

Uno de ellos era la 'esperanza', ese consuelo capaz de mantener en vilo a quien sufre.

Epimeteo, hermano de Prometeo dejó entrar en su casa a Pandora y su caja. Pandora (algunos dicen que fue Epimeteo), incapaz de contener su curiosidad abrió la caja y todos los males del mundo se propagaron. Asustada por lo que había hecho, Pandora cerró la caja de golpe quedando dentro la esperanza tan necesaria para superar los males del hombre. De ahí que la esperanza sea lo último que se pierde.

Del latín sperare (esperar), esperanza significar esperar a que suceda algo que queremos.  


La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve

no me sirve tan mansa
la esperanza

la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve

no me sirve tan sabia
tanta rabia
(...)
sí me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazon alerta
sí me sirve

me sirve cuando avanza
la confianza
(...)
me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
si me sirve

me sirve tu batalla
sin medalla

me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
si me sirve

me sirve tu sendero
compañero.

Me sirve no me sirve
[Mario Benedetti]

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